Vale que vengas a aprender yoga, a comer comida vegetariana, a perderte en pleno Himalaya y a conocerte a ti mismo...pero no me trago que estés intentando estar en comunión con la naturaleza y encontrando el zen cuando lo único que haces es hacer el canelo con los colegas, tocando la guitarra y andando colgao todo el día. Lo siento, pero no cuela. Y menos si los "babas" (véase la foto) te piden 100 rupias por un posado. Así empezó la Belén Esteban...
Pero weno, esto no ha sido lo importante del viaje, sino mas bien haber tenido el primer contacto con la autentica India, la profunda y la comercial.
Fue terminar de trabajar el viernes de currar y montarnos en el coche, contratado con chófer incluido, y empezar a cagarla XDDD. Nos acercamos a un cajero para tener pasta para el viaje. Vaya jaleo y eso que parece una tarea sencilla...Sergio y Olmo tenian las tarjetas cambiadas y se dedicaban a introducir su pin con tarjeta ajena, pero 45 minutos y una tarjeta bloqueada después, pudimos emprender la marcha.
Si pensaba que el trafico de la India era caótico, me faltaba un viajecito de 220 km en carreteras plagadas de coches, animales, motos, bicis, cafres, cabrones y animales varios, que respetaban poco o nada conceptos básicos del transito en Europa como las distancias mínimas en cualquier dirección, las lineas de las carreteras o simplemente adelantan mientras viene un camión en dirección contraria y obligas a que se eche todo el mundo a los lados de la carretera.
Total: 6 horas 20 minutos de viaje de infarto después, llegamos a Rishikesh, cuna del hippismo y de los profesores de yoga y donde los Beattles se exiliaron durante un par de meses a meditar y por lo que se ha convertido en una meca del turismo.
Llegamos de madrugada, sobre la 1:30 am, a un hotel que tenia habitaciones habitables por 4 € (unas 250 rupias) por cabeza y en la que llegamos a pasar frió (principalmente por el ventilador), pero yo por lo menos aliviado de haber llegado entero.
A la mañana siguiente nos apuntamos a hacer rafting por el Mother Ganga! (Ganges pa los colegas) Y ya por ahí arriba tiene un colorcete turbio, aunque viendo la arena (que era muuuy fina) no me extrañaba. El agua estaba bastante fría pero los rápidos eran geniales. También nos tiramos al rió para bajar un trecho a nado y esa fue la mejor parte. El rió te tira con fuerza y notas como puedes hacer mas bien poco. Es genial y da miedo a la vez. También nos tiramos desde unas rocas al agua y aproveche para enseñarle a Jordi un par de truquillos :P
Cuando terminamos era ya la hora de comer y comprobé con algo de desilusión que todos los restaurantes eran vegetarianos. Todos! Tengo que decir que un fin de semana entero a comida vegetariana, que bien rica que estaba, depura mucho por dentro. Mucho, pero mucho.
Vimos templos y paseamos. Por la noche conocimos a Lalla & Manu, española ella y alemán el. Muy majos ellos. Mientras escribo están viniendo a mi casa en Delhi para pasar un par de noches en lo que se van de India.
Al día siguiente nos paramos en el camino de vuelta por Haridwar (lit. Puerta a Dios). Lo primero que nos llamo la atención fue una gran estatua de Shiva a la orilla del rió Ganges. La gente se bañaba al paso por la ciudad con alegría. Cientos de personas a la vez. Era digno de ver.
También se le aplica la parrafada de antes: cuando tenemos pa comer somos muy espirituales. Aquí ya pudimos ver autentica pobreza, con las calles atestadas de niños y ancianos pidiendo sin parar. Gente con deformidades (bastantes de hecho) y otros que parecían haber sufrido algún tipo de amputación accidental. Me costo lo mio seguir entero aunque se me cayera el alma a los pies en un par de ocasiones. Lo único que puedo decir es que incluso en la miseria mas absoluta, todavía puedes ver sonrisas tremendamente blancas de unos dientes de leche entre los churretes de unos mofletillos muy simpáticos. "Chirty,Chirty" (hormiga, hormiga) creímos entender de los niños que nos acompañaron casi hasta el coche.
Tuvimos una vista genial mientras subíamos a un templo en teleférico, para el que tuvimos que esperar media hora, para que nos bendijeran a la vez que pedían donativos como cosacos. Vimos muchos monos, comimos unas samosas picantonas, unos snacks muy ricos e hicimos fotos hasta hartarnos, que os dejo aquí para que os deleitéis.