martes, 4 de enero de 2011

Pushkar: Land of Camels

El siguiente viaje queda muy atrás en mi memoria pero muy vivo, nevertheless.

Pushkar ha sido para mi uno de esos viajes que marcan un antes y un después en mi vida. No por el viaje en si, sino por lo que aprendi de mi mismo en el viaje de Bang Lassi que me meti. Es un poco dificil de explicar, asi que no lo hare. Solo dire que fue revelador.

Primero, por partes. A este viaje se nos sumaba una guru espiritual, una buena masajista y una mejor colega. Este trimurti se encarna en la conocida como Judit (o Judita pa los amiguetes). Gran conocedora de la India, lleva viajando meses por el pais, y lo que le queda.
Despues de unas horillas de tren y de coche haciendo el gamberro por doquier, llegamos a Pushkar, conocida por su feria de Camellos, que se celebraba un par de semanas despues de que aparecieramos por alli. Lastima no verla. Sin embargo, Pushkar pasa por ser un pueblo bastante acostumbrado a los extranjeros y muy comercial. Tienes tiendillas con 8mil pijadas hippies, que por supuesto me compre, y planes diversos.
Llegamos por la tarde y nos fuimos a una guest house en la que habia estado Judit antes. Estaba llena de Hippies, la gran mayoria majos ya que oyeron a Victor decir que el no se haria el capullo como ellos viendo el sol y meditando por la tarde y no dijeron nada. Y si, sabian español.

A la hora de cenar nos fuimos a un ático que tenia mucha fama por la comida y por el Lassi, aunque alli en Pushkar todos tienen el Lassi Especial en la carta. Total, que la noche dio mucho de si y sobre mi experiencia con el Lassi, me tendreis que invitar a una birra o dos para que os la cuente :P

Visitamos la ciudad, con algun que otro templo, un lago bastante majo en medio de la ciudad y mucho mercadilleo.

Tambien aprovechamos para ir a la pisci de un hotel, que por cuatro chavos nos pudimos bañar esa tarde. Ademas, habia una trotuguilla por ahi suelta muy maja que me dejo embobado un buen rato. Era como un dinosaurio ^^

Jordi y yo aprovechamos la tarde para tomarnos un te en un ático con vistas a un templo y cenamos en el mismo sitio al rato con los demas mangurrianes. Despues nos fuimos a la guest house en la que estabamos hospedados.



La mañana siguiente la aprovechamos para dar un paseo en camello por el desierto y ver amanecer. Fue toda una experiencia y la repetiria sin duda. Es de los pocos sitios a los que tengo ganas de volver.